...7ª Crónica?

3.54 am. Silencio. A esa hora no está permitido andar por el Templo Jedi, solamente algún androide de limpieza tiene autorización para moverse por las salas principales y pasillos del Templo. Los centinelas están afuera, custodiando el edificio, y los estudiantes duermen. O no...

Jayden se ha vuelto a colar en la biblioteca de la Orden. Quiere volver a leer esas fascinantes historias, de caballeros, batallas e intrigas, que guarda con tanto celo el holocrón de Eo.



Me pareció más instructivo esto que hacer un comentario de la Ilustración para historia moderna. So, si inauguramos nueva crónica, que sea como en los viejos tiempos, posteando aquí las cosiñas pertinentes.




y responded hijos de puta

Definitivamente, Rotgar, sacerdote del dios ahogado. Véase mago de agua. History incoming.

Drey, nacido en el bosque pero urbanizado. Ya si eso lo explico en su historia. LLEVA HACHAS

Por cierto buscar pics de elfos es un coñazo

"Mi nombre es Khail Galat, primógenito de la familia Galat, condes de Alstone. Mis padres y hermanos, así como mi prometida fueron asesinados por el rey Girehg El Bondadoso. Mi alma, cuerpo y vida están destinados a reclamar venganza. Ayudadme, oh, Sacerdotisa."




Khail Galat, el Desterrado

Iraila, traficante, ladrona y mentirosa, pero de buen corazón. O eso se dice a sí misma antes de dormir.

"Mi rutina consiste en sacar todo lo bueno que tiene que ofrecer cada lugar, cada persona. Literalmente, no sabéis la cantidad de mierda carísima que puedes conseguir si estás en el lugar adecuado en el momento adecuado y con las habilidades necesarias. Es una gozada. La única pena es tener que marcharse minutos después. Pensé que me acostumbraría a esto de las caravanas, pero entre las picaduras, la higiene, la gente, y los animales, me estoy cansando. Es como vivir en el puto Bosque Mugroso otra vez; no pienso aguantar un solo colchón de paja más ni a una chinche tocahuevos. Lo mío son las miradas en las calles, las carteras, los susurros y conspiraciones.

[Ilegible]

(...) cabrón. Tu ciudad es mía, o lo será."

En las escarpados riscos del sudeste del continente habitan los trinovantes, pueblo orgulloso, oscuro y desconocido para la mayoría de las gentes. Entre los gélidos fiordos se construyen los drakkar que arriban cada verano en Isla Aria y el sudeste del contienente, saqueando villas, quemando templos y raptando personas.

Entrada del Codex Historia Generalis acerca de las Islas de Acero


La muerte del último gran Jefe dejó a las islas de Acero ingobernables, luchando entre ellas por un pedazo de tierra cultivable o por las reliquias de tiempos pasados. Rotgar nació en la capital de las Islas de acero, Jyugelmirr antaño un bastión terrorífico de altas atalayas y siete casas comunales, convertido en una ciudad fantasma, en la que ya sólo habitan trescientas personas.  Hijo de Rotmund el herrero aprendió el oficio de su padre rápidamente. El cacique local lo mandó reclutar a los 11 años, siendo un guerrero aceptable, pero ese no sería su destino. Durante el festival del otoño, cuando un período se cierra, las deudas se pagan y se ajusticia a los criminales, descendió de la montaña la Sombra Gris, voz del Profeta del dios ahogado y señaló a Rotgar para aprender los secretos de la roca, el hielo y el acero.

Al morir la Sombra Gris, Rotgar ocupó su lugar, escudriñando los secretos de la Montaña Sagrada y siguiendo los antiguos rituales de su pueblo para conseguir arrancar algún producto de las menguadas cosechas. Los caciques ya no respetaban la palabra de la sabiduría, nadie quería saber de los tiempos de antaño, donde la guerra era un fin, y no un motivo, y en los siete salones de Jyugelmirr resonaban cuernos de caza y grandes timbales.

Un día, Rotgar descendió demasiado en la sabiduría de la Roca del Monte Sagrado y despertó antiguas fuerzas. El mundo está cambiando, la Eterna Profecía ha dejado de sonar en el Cuerno del Viento. Siguiendo sus indicios en el mundo del sueño, Rotgar se dirige a [ciudad donde estamos], para buscar indicios de ese mensaje. Sólo el combate, el honor y la gloria podrán hacer que el dios ahogado le considere digno de recibir otra nueva respuesta.


--Queda como boceto de histeria. Susceptible a cambios--

Es de madrugada, y una ventana abierta permite que la gélida brisa limpie el aire viciado del interior de la posada “El Dragón Dormido”.

En el interior, ronquidos y confesiones.

-Está bien, ya os he contado de dónde provengo-dijo el sacerdote de las Islas de Acero. Parece que sólo faltas tú, elfo.

Y Drey comenzó a relatar su historia. O al menos, la parte que estaba dispuesto a compartir.




“Nací en Frednar un pueblo de la República de Félynar, vinculado al señorío de Bosqueverde. Es un área poblada casi exclusivamente por elfos del bosque, por lo que la cultura  en la mayor parte de sus núcleos poblacionales es únicamente la nuestra. En el medio del bosque no hay mucho que los niños puedan hacer, por lo que mi infancia no es una parte relevante de mi historia. Solamente decir que fue tranquila y próspera.

Cuando nuestra gente alcanza la adolescencia, es sometida a una formación y una serie de pruebas durante unos años con el fin de determinar a cuál de los cuatro grupos va a pertenecer el resto de su vida, o por lo menos el tiempo que pase en su pueblo natal: cazador (también guerreros), agricultor, druida o artesano. A este último trabajo encomendaron los druidas del consejo mi formación.
Pasé aproximadamente un año y medio intentando aprender a trabajar el cuero, moldear la cerámica y tejer redes, pero no estaba contento con la decisión de los sabios druidas. Yo siempre había querido ser… agricultor.

Entonces llegó la plaga al bosque. Probablemente vosotros los extranjeros conozcáis este periodo de penuria como la Gran Peste. Al principio no eran más que un par de animales afectados por alguna extraña enfermedad. A las pocas semanas los cultivos empezaron a perder calidad y a marchitarse repentinamente. La gente estaba inquieta, temía por las reservas para el invierno. Pero luego personas empezaron a caer enfermas. Ancianos y niños, primero. Más tarde, nadie estaba a salvo. Los que contraían la peste se veían afectados de fuertes fiebres, heridas en el cuello y tras las orejas y resecación de las cuencas oculares, pareciendo en verdad víctimas de la ira de algún podrido demonio –mira de reojo a Khail, pero no se nota-.

Tras las primeras muertes comenzaron los disturbios y el éxodo. Se producían grandes saqueos y numerosas columnas de civiles avanzaban por el estrecho bosque hacia el castillo de Bosqueverde, donde esperaban encontrar cobijo. Pero no era así, ya que las puertas se habían cerrado a cal y canto. Nadie se dignaba a recibir a los druidas, ni a las madres suplicantes, ni a nadie.

Cuando llegó el invierno la situación se volvió crítica. Ahora no solo la gente moría de enfermedad, sino de frío y hambre. Además, la gente de Bosqueverde quería tener despejados los pasos para la primavera, por lo que de vez en cuando se asomaban a las almenas y disparaban contra la gente. Se formaron grupos violentos que de vez en cuando disparaban a soldados, atacaban a caravanas e incendiaban graneros. “Movimientos de libertad” decían ellos. Bandidos, os digo yo.

Acababa de cumplir 20 años cuando comenzó el deshielo y mi novia falleció. Se me había acabado la paciencia, por lo que hice mi equipaje y comencé a viajar al sur, haciendo las veces de buhonero, otras de labrador. Hasta que topé con vosotros en la caravana.


-Y el pájaro, Drey? No has dicho ni mu sobre el pájaro.
-El pájaro... Oye, pues no lo había pensado. Lleva conmigo desde que tengo memoria.”



Lo del dragón dormido me suena de algo pero no  caigo.
Y mas mil a Álvaro por adjuntar la musiquilla, hay que hacerlo más a menudo.