Foro del juego de rol |
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| Semi-segunda crónica | |
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Miraun Master
Cantidad de envíos : 864 Reputación! Nuevo : 150 Fecha de inscripción : 15/07/2008
| Tema: Semi-segunda crónica Jue Jun 24, 2010 12:18 pm | |
| Bueno, después del intento de 3ª crónica, el cual no nos engañemos, no salió como nadie esperaba, vuestros pj's de la segunda pasaran a la 3º crónica. Estos son los datos:
-Os dispersasteis debido a que, el feudo de Álex, al carecer de soldados, fue arrasado por mercenarios, bandidos etc. Además, después de 4 asaltos, fue capturado por un ejército de Elfos Oscuros del reino de Agarza.
-Pasaron 3 años y medio entre crónica y crónica.
-Sandro, líder de los no-muertos, cae en combate en el asalto final. En su Reino (Azal-Isub), pequeño pero de gran repercusión política, social y militar, se respira tensión. Hay dos candidatos totalmente opuestos; El consejo de Mortacechadores, que busca continuar con las políticas de Sandro y el gobierno de Jik'sa, que busca un reino-necrópolis mucho más abierto y menos "patriota". Se teme que en cualquier momento estalle una guerra civil. La única zona segura es Palaciao en Torresaber.
-La reina Elincia cae también en combate junto a Sandro. Su reino, más grande y acomodado, está siendo dirigido por el 1º ministro Lekain. Distintos aspirantes tratan de hacerse con el poder político por medio de la iniciativa popular.
-Una de las Siete ciudades de Plata (Al principio eran 7 ciudades flotantes, con gran cantidad de hechiceros, que se enfrentaron a Sandro y Elincia en la guerra del Pacto. Una de las ciudades se volatilizó por un fallo en el uso de la magia en su interior y las demás capitularon), Talaar ha vuelto a aparecer en el cielo, lo que provoca un gran nerviosismo por parte de las tropas del Pacto.
-Se instaura un templo-ciudad máximo, declarado Santuario (Aquel que ataque alli se va a cagar en su puta madre pa entendernos xD). En este templo vive lady Micaiah, convertida en Suma sacerdotisa anímica, junto con su séquito. El templo-ciudad se haya en el 12º continente, cerca de las ruinas de una ciudad Olvidada (Las torrecitas esas, para que os acordéis xD)
-El paladín desapareció tras la guerra.
-El Soberano traicionó a kha-beleth, acusándolo de "no ser un demonio" "No complir su papel" "Ser cegado por el poder" "Buscar únicamente sus caprichos". Pese a este acto que demuestra que es un demonio de pura cepa, una vez acabado el combate contra kha-beleth y éste sido derrotado, se batió en duelo con el paladín de ánima. Al primer choque de las dos espadas (Allondite, hija del Caos y Agonía, hija del Orden) la sala se iluminó y ambos guerreros desaparecieron. Varios meses más tarde, a lady micaiah le llega una nota del paladín diciendo que "Se encuentra bien y que cuide de sí misma. Que su función en el mundo terminó de momento, y que hará lo que tenga que hacer". Del Soberano no se sabe nada.
-Los demonios se atrincheraron en el 8º continente, siendo casi imposible acceder a él.
Bueno, eso es todo. Postead aqui los trasfondos y recordad que debéis tener un objetivo individual y un motivo para estar en el grupo vamos xD
Última edición por Dark Zeratul el Jue Jun 24, 2010 4:08 pm, editado 1 vez | |
| | | Kereyi Admin
Cantidad de envíos : 737 Reputación! Nuevo : 157 Fecha de inscripción : 09/02/2009 Edad : 32
| Tema: Re: Semi-segunda crónica Jue Jun 24, 2010 3:49 pm | |
| Movido a [Fichas de los personajes], donde están las demás historias de crónicas y todo eso. | |
| | | Kereyi Admin
Cantidad de envíos : 737 Reputación! Nuevo : 157 Fecha de inscripción : 09/02/2009 Edad : 32
| Tema: Re: Semi-segunda crónica Jue Jun 24, 2010 10:51 pm | |
| Vengador de Vengadores, Crow Parte I (no cabe...)
‘’Tras el conflicto Firegate (separación del grupo), pasé un tiempo de bar en bar, de burdel en burdel, hasta que por una mera casualidad del destino, volví a vislumbrar mi objetivo, la razón por la cual mi temido maestro Holgarde me adiestró, el motivo de todo el poder que poseo y hacia donde tengo que enfocar este mismo. Dejé las posadas y lupanares, y las palizas por unos cuartos, cogí mis abandonadas armas y dejé la capital en la que me alojaba desde la separación. Yo, Keryalos, escribo esto como testimonio de la historia que cambió mi forma de entender la vida y de la cuál nació un nuevo Vengador, apodado Crow.
Tomé mi olvidado deber de recuperar el cáliz bendito de Ente, del que se dice que el mismísimo Señor de la Muerte bebía en sus desayunos y bebidas; en las cenas utilizaba otro. Este valioso objeto fue robado por el amo de las tierras de Greenfork, conocido como Vastolorde. Tras una búsqueda teñida de sangre eficaz, logré encontrar la situación de Greenfork, y me embarqué hacia allí, cargado del sentimiento de culpa que acarreé durante los años que pasé disfrutando de una vida que no me pertenecía, sino que pertenecía exclusivamente a mi objetivo. Después de un viaje de dos meses en el que entrené mi paciencia, algo que mi maestro había intentado inculcarme desde pequeño… con pésimos resultados.
Las grandes medidas de seguridad tomadas en el castillo localizado en medio del gran feudo me hizo imposible en aquel entonces entrar sigilosamente, así que no vi por culpa de mi impaciencia y mi ceguera otra forma de ir mas que entrar directamente por la puerta principal. Neutralice a cuantos pude antes de ser descubierto, así que causé un pequeño señuelo en la alcoba del alguacil del castillo y fui directo hacia la habitación más alta del castillo:
- Mierda, ya podías haber puesto la jodida habitación en el piso de abaj…
Nada más abrir la puerta una lluvia de flechas se me vino encima. Maldije no haber ido ofuscado. Sólo conseguí esquivar algunas, y me apresuré a cerrar la puerta. Corrí como malamente me permitía mi dolorido cuerpo y entré en la primera puerta que apareció en el jodido pasillo. Allí permanecí más de una hora para quitarme las flechas y sanar su cuerpo/colador. Podía oír claramente el ir y venir de los guardias buscándome, la presión no ha sido nunca un buen aliado, pero pude escuchar algo acerca de ‘’refugiar al señor’’ en la sala de armas. Aquello complicaba las cosas a un grado demasiado alto. Ideas como venir en otro momento o huir de una manera bizarra (<-- imposible) se me pasaron por la cabeza. A pesar de esto, mi honor como asesino me lo impidió. En un momento de silencio, me ofusqué y fui cautelosamente por todo el castillo siguiendo a unos guardias con las armas en mano, hasta llegar a la sala de armas, llena de soldados.
- Maldita escoria, si no llega a ser porque están todos juntos como maricones, seguro que estaban todos temblando, fuck!!
Mi imbecilidad me jugó una mala pasada de nuevo; tomé a un soldado apartado de los demás que estaba cercano a la puerta y le dije que le había inyectado un veneno del que yo solo tenía la cura (menudo farol, ahora que lo pienso…). Sólo le daría el antídoto si montaba un pequeño espectáculo que captara la atención de todos mientras yo trepaba por una cuerda que servía para cerrar una reja de metal que aumentaba la resistencia de la puerta ante posibles ataques, hasta el segundo piso, que daba al almacén donde guardaban las armas más valiosas. Allí encontré una ballesta pesada, busqué una saeta que sirviera para tal ballesta, la cargué y esperé el momento adecuado para disparar a Vastolorde, custodiado por unos soldados-torre. En el momento en que iba a apretar el gatillo, oí un estruendo que se aproximaba.
Y decimosexto error de mi vida: tener aliados que más que aliados deberían ser gente que se encuentran en mi lista de Pendientes a Matar.
Unos soldados vestidos con tabardos grises entraron a tropel en la sala derrumbando todo a su paso y cargándose a los asquerosos soldados de Vastolorde. Una bella mujer de cabellos grisáceos comandaba a aquel batallón al grito de ‘’Ahora ya no te debo nada, jodido sádico, muajajaja!!!’’.
Sentí como la dirección de la ballesta giraba hacia su hermosa melena, con unos pensamientos nada hermosos, al mismo tiempo que oía a Vastolorde indicando a sus soldados que los empujarán fuera de la sala, gritos acompañados de una serie de improperios que me niego a repetir, pero que publicaré en la versión no censurada de este relato.
Bajé por la cuerda de la reja, cerrando esta misma, encerrándonos a aquel viejo canoso y a mí en aquella amplia sala de armas. Nuestras miradas se encontraron durante varios segundos; la batalla comenzaba sin mediar una palabra. Corrí hacia él, él desenfundó su espada, tomando una pose defensiva y esbozando una sonrisa de superioridad.
- Por quién me tomas, deshecho inhumano!!!
Frené en seco y le lancé una bola de fuego del Orden cargada con todo el desprecio que puede llevar una bola de ese tamaño. La cara que puso no fue de sorpresa, por lo menos no a lo que yo estaba acostumbrado, en eso estaba seguro, y más tarde me di cuenta del porqué. El señor de Greenfork logró apartar de la trayectoria del disparo sus órganos vitales, pero aún así acerté a rozarle en su cadera, lástima que no fuese nada grave. Otra pausa en el escenario, gritos de los soldados de Crisalda* y los del cerdo. Este último tras esto rompió en carcajadas. No lo entendía en ese momento, y lo único que consiguió fue enfadarme más. Me lancé a por él cuerpo a cuerpo, libramos muchos golpes sin que ninguno se alzase con la victoria, así que decidí separarme para que el fuego demoníaco acabara con mi tarea. Y esta vez fui yo el sorprendido, cuando vi que Vastolorde entre risas invocaba con los brazos en alto a uno de mis conocidos diablillos envuelto en llamas, y me lo lanzó en mitad del aterrizaje de mi salto. El impacto era inevitable, me rompió la armadura y me dañó el hombro izquierdo. Los pensamientos desconcertantes y las preguntas no paraban en mi cabeza, pero no obstante aún no estaba vencido, y me levanté y con toda la furia que sólo puede ser provocada por el dolor. Me abalancé sobre él en un último intento de ensartarlo con mi daga. Me venía venir de lejos, y lo demostró asestándome un tajo vertical con su espada en mi ojo izquierdo. La sangre brotaba de mi cara sin que mis manos pudiesen hacer nada intentado detener la hemorragia. Grité como nunca antes lo había hecho, y lisiado de hombro y vista, mi vida ya era lo segundo más importante después del cumplimiento de la misión así que decidí llevarme a aquel compañero infernalista conmigo a la tumba. Me tiré sobre él, utilizando mi penúltimo soplo de vida para esquivar la estocada que me intentaba rematar, aferrándome de tal manera con mis brazos que fue incapaz de soltarse, y conseguí reunir con toda la energía que me quedaba una pequeña llamarada de fuego negro que nos fue quemando poco a poco a los dos. Mi enemigo empezó a gritar, a revolverse y a blasfemar, pero a mí ya no me quedaban fuerzas, y en un momento de debilidad ante su fuerza soltó una explosión alrededor suyo que consumió por completo las llamas y me lanzó a un lateral de la sala de armas, donde había una serie de tres ventanas por las que entraba una tenue luz. La caída me fracturó la pierna derecha y acabó por provocarme la luxación completa de mi hombro izquierdo, mientras la sangre de mi ojo izquierdo, el cual ya no sentía, me cegaba completamente. Y ahí estaba yo, una figura insignificante a contraluz, con un brazo más largo de lo normal y completamente muerto de miedo. Si, miedo, el enemigo con el que más me había curtido en mis entrenamientos de joven, y que había perdido hace ya mucho tiempo. Ahora volvía para hacerme ver mi debilidad. Sentí náuseas en ese momento, no sé si por la sangre o por aquel sentimiento que me recorría el cuerpo, un sentimiento que pensaba que había dejado atrás. Una vez más me enfurecí, y grité tanto como dieron mis pulmones, hasta quedar exhausto. Miré una vez más a Vastolorde. Estaba asustado, desconozco el porqué. Me gustaría poder decir que fue porque vio en mi cara que estaba dispuesto a cualquier cosa por su cabeza, pero no me acuerdo de ello. De lo que sí me acuerdo es de que sacó el ansiado cáliz, y con el en la mano, dijo: - Por qu… por qué demonios quieres esta baratija anímica? Me pensé la respuesta durante unos segundos. No encontraba una respuesta a tal pregunta. Qué coño hacia allí si no tenía interés alguno en ese maldito cáliz? De pronto encontré la solución: - Es muy sencillo. Porque ese es mi objetivo… Ah, si, y porque eres, como decirlo… escoria. - Qué me estás contando?? Acaso echas tu vida a perder por una mierda como ESTA??!
Última edición por Kereyi el Jue Jun 24, 2010 11:19 pm, editado 3 veces | |
| | | Kereyi Admin
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| Tema: Re: Semi-segunda crónica Jue Jun 24, 2010 10:53 pm | |
| Vengador de Vengadores, Crow Parte II
Y con estas palabras arrojó el cáliz al suelo, rompiéndolo en mil pedazos y liberando una onda de poder increíble, que nos dio el poder ansiado por Ícaro para salir de la habitación. Rompí la ventana que estaba a mi espalda y descendía a una velocidad considerable. Mientras estaba cayendo veía los cristales rotos acompañándome en el viaje que suponía que iba a ser el último, hasta que perdí la consciencia en mitad del vuelo.
Desperté en una sala llena de cojines de miles de colores, rodeado de mujeres de un montón de nacionalidades y razas, que lloraban por mí, y que pegaban gritos de alegría al verme despierto y consciente de nuevo, abrazándome y aplastándome la cara con sus enormes pech.........
Y entonces me desperté realmente, esta vez encima de una mesa de frío mármol, con ocho hombres sentados a mi alrededor. Uno de ellos, sentado en una lateral, justo al lado de una de las dos cabeceras desocupadas, me dijo: - Como llevabas tres semanas en cama y no despertabas, hemos tenido que darte unas hierbas/remedios curativos/ungüentos para despertarte. Siéntate en la silla libre. En aquel momento maldije al viejo que me dio las hierbas que me despertaron de aquel maravilloso sueño, a la vez que me preguntaba donde coño iba a sentarme si no era en la silla vacía. - Dónde estoy? Quién sois vos y por qué el guardia gordo de la puerta me mira con ojos lujuriosos? Dónde está el castillo de Greenfork? - Nosotros somos los primeros en preguntar, pero…-dijo de nuevo el viejo- te dejaré que nos hagas una sola pregunta, elige sabiamente. - …Lo del gordo. - … - … - Te encuentras en el cuartel/ guarida/ refugio/ guarnición general de los Vengadores, en la capital de Illium (creo que era así). Seré conciso/ breve/ sucinto. Me llamo Duios, y soy el vice-comandante de los Vengadores. Somos una organización que se encarga de asesinatos/ muertes provocadas con alevosía/ privaciones de vida…
- Ya me encargo yo, vice-comandante, si no le importa. -un joven con dos espadas cortas a la espalda interrumpe a Duios- Somos una organización que asesina legalmente a personas que han cometido algún crimen, y que no han pagado por ello o que han pagado una pena menor del daño que han provocado. Por cierto, ya te hemos dicho que te bajes de la mesa y te sientes. Por donde iba… ah, sí, la mayoría de la gente piensa que estamos al borde de la ley, pero en realidad estamos completamente aprobados por el Gobierno, así que sólo nos conviene decir que estamos al borde de la ley para ligar… Aja-ja-ja-jah!! En ese preciso momento entra un hombre de cuarenta años con una túnica verde fosforito y unas gafas de sol del tamaño de su cara, acompañado de un Pitbull de metro y medio, mientras exclama:
- Joder, es que no hay nadie normal en esta jodida sala…
Después de eso me ofrecieron entrar a formar parte de la organización, ya que me habían estado siguiendo de cerca los último años, y que me consideraban un buen candidato, a lo que acepté después de preguntar si era alguna clase de mafia que trabajaba en el tráfico de esclavos. Seguí un duro entrenamiento tanto mental como físico, y después de realizar algunas misiones de éxito, me nombraron miembro del Consejo de los Nueve Vengadores tras la muerte por intoxicación verbal del vice-comandante Duios.
Pero toda esta tranquilidad se fue de repente mientras yo volvía de realizar una misión. Encontré todo el cuartel destruido, lleno de cadáveres y con las paredes teñidas de sangre. Oí unos gemidos en la sala del Consejo. Me apresuré a ver que es lo que era, y después de buscar entre los cadáveres de mis compañeros brutalmente asesinados encontré al capitán de los Vengadores, Fully Crocker, cortado por la mitad y bañado en sangre en el suelo.
- Me he aferrado a la vida, Crow, para decirte esto… vénganos, por todos nosotros… tú… conviértete en el Vengador de los Vengadores, Y VÉNGANOS!!! Coff, coffggjjj… - …Mierda, no dudes de que lo haré… quién lo ha hecho, sólo aguanta para decírmelo, joder!! - V…Vastolor... vénganos, Vengador. Dejé a mi compañero de batalla descansar, mientras intentaba reprimir toda la ira que salía a borbotones de mi boca y ojos, en forma de sangre y lágrimas. - No lo dudes…
Tres meses más tarde…
- Te costará caro recuperar tu ojo izquierdo, Crow, por muy amigos que seamos… y eso sumado a la información que te di por localizar a tus compañeros, jeh, es bastante caro. - Cállate y acaba de una buena vez el ritual para el ojo, gordo de mierda. Tengo cosas que hacer… - Está bien… oye, que vas a hacer ahora que han liquidado a los Vengadores? - …Cumplir mi nuevo objetivo, por supuesto. - No será nada peligroso, no? - Cuándo no lo es? Adiós, gordo. - Oye, toma esto… en realidad no lo quiero para nada así que… - Una túnica?... !! Esta no es la túnica que vestían la primera generación de Vengadores? - Tómalo como un regalo, seguramente no nos volveremos a ver… - Gracias.
Y justo en ese momento empezó mi segunda gran aventura, pero esta vez como Vengador de Vengadores, apodado Crow.’’
*Para conocer quién es Crisalda leete la aventura de Keryalos.
Gracias por leer este tochazo hasta el final… al principio era media página escrita a mano, pero no pude parar…
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| | | Miraun Master
Cantidad de envíos : 864 Reputación! Nuevo : 150 Fecha de inscripción : 15/07/2008
| Tema: Re: Semi-segunda crónica Vie Jun 25, 2010 12:07 am | |
| Tras la temible batalla de Firegate, quedé destrozado. No pude soportar ver la muerte de mis aliados y amigos. Su muerte llegó hasta lo más profundo de mi. "Que sus espíritus vaguen por el mar del Caos hasta llegar a los brazos del Gran Dragón".
Totalmente desconsolado. Me llegó la carta de mi viejo amigo Kasnala, un espectro, que me invitaba a estar en su casa en Torresaber. Partí hacia los dominios de Sandro, con ganas de ver a mi vuejo amigo otra vez. Una vez llegué a Torresaber, la más dura realidad me golpeó en mi interior. Sandro, señor de los muertos había caído en combate. Traicionado por un Segador de Almas, murió pronunciando como última frase "Via cappadotium, estoria tel lodric" (Camino de la muerte, encuentra a tu líder).
Este hecho me demostró claramente que todos los años de sacrifico del señor de los muertos fueron en vano para-con su gente. En Torresaber viví en el barrio de los mortacechadores. El paisaje del Reino de Sandro no podía ser más inseguro: Un carismatico aspirante al trono, apoyado por los Segadores de Almas y los Zombies, y que contaba con el apoyo de un 40% de la población de no muertos creaba mítines y pedía explicaciones al consejo de Mortacechadores, el grupo de ministros y líderes que Sandro había designado en caso de que se produjera la desgracia que ocurrió.
Alli hice mi vida durante varios meses hasta que, de forma inevitable, se produjo lo previsible: Una tropa de Segadores irrumpió en Palacio para dar un golpe de estado, mientras que las calles eran tomadas por Zombies Me dirigí rápidamente a la zona, y conseguí entrar en el palacio gracias a Kasnala, que me mostró un pasaje oculto que según él, descubrió gracias a trabajar en Palacio.
Al poco tiempo de entrar, Dos segadores surgieron detrás de mí. Vi entonces porqué Kasnala quería verme. Estaban eliminando todos los vestigios de lo que Sandro y los Mortacechadores fueron en su día. Corrí por el pasadizo de fría piedra, girándome cada poco tiempo, para ver una enorme figura humanoide, con brillos de una luz fantasmal, tranquilizadora y agobiante a la vez. Estaba mirando a la cara de la muerte. Me alcanzaron a los pocos minutos. Me encontraba en una especie de sala. Me derribaron de un ágil golpe con su guadaña, y uno de ellos se me aceraba poco a poco, mostrando su mano, huesuda y brillante, con la punta del dedo de un color negro como la misma oscuridad.
Pensé que mi vida se extinguía.
Definitivamente, fui afortunado al ver a Drakon, fiel ayudante mío, superviviente a la batalla de firegate, interponiéndose entre la horrenda figura y su objetivo. La mano se cerró en torno al cuello de mi aliado y su vida se extinguió en cuestión de segundos. Su piel comenzó a caer y a volverse negra, sus músculos a volverse líquido ante mis ojos. Me reincorporé aprovechando la sorpresa de los segadores, y conseguí llegar a Palacio por una trampilla. Los segadores, confiados, siguieron mis pasos, para acabar volatilizados en una nube de magia de los Lichs.
Por suerte, los Mortacechadores consiguieron mantener el control de la situación.
En ese momento me di cuenta cúan equivocado estaba en la vida. Vi que mi filosofía tenía un fallo. La gente a la que correspondes con tu honor no te paga con la misma moneda. La gente sólo se busca a sí misma en un mar de devastación, caos y orden. El honor sirve con aquellos con los que compartes. El honor se usa para demostrar tu fidelidad a aquellos que te acompañan. Es un enorme fallo mostrar quién eres realmente a aquellos que no son de los tuyos. Desde ese momento decidí no mostrarme tal y como soy salvo con unos pocos. Mi vida, mi objetivo y mi alma así dependían de ello.
En los días venideros, oí la misma voz que me habló durante el rito de iniciación. el fantasma de mi señor intentaba decirme algo. Su voz, fría como el hielo, penetró en mi cabeza destrozando mis pensamientos. "Via cappadotium, estoria tel lodric Alaric".
Alaric. Alaric. Alaric.
Recordaré ese nombre hasta después del fin de mi camino. Mi señor me transmitió su última voluntad. Alaric. Sea quien o lo que sea, debo encontrarlo. Mis investigaciones llegaron a la conclusión de que era un esqueleto de rango bajo del ejército. Un esqueleto que desapareció en la batalla final, tras la traición. Ese nombre quedará marcado en mi. Alaric.
Mientras tanto, otra voz más viva se abre paso en mi cabeza. "Recuerda tu promesa, Shaikur". Miles de veces me pregunté quién me hablaba. Hasta que por fin, debido a una caida comencé a sangrar. En el suelo, la sangre se acumuló en un charco. En él, pude ver a un dragón. El dragón me miraba fijamente, mientras que yo escapaba de sus enormes ojos.
-¡Shaikur, caballero dragón! ¿Osas desviar la mirada de tu Patriarca?
-Los soldados dragón... ¿tenemos patriarca?
-Por supuesto, Shaikur. Tu nombre recuerda al nombre del guardián de tu casta. Yo soy él.
-¡¡¿¿Como os llamais??!!
-Shaikur, eso es algo que aún no debes conocer. Los soldados dragón tenéis Patriarca, y no permitiría que le ocurriera nada a mi sublime casta. Ahora escucha, Hijo de Sheika y Salazar, recuerda quién eres y qué buscas.
Se produce un silencio incómodo, mientras, desvié la mirada, para volverla a poner en el pequeño charco de sangre del suelo. El dragón se encontraba paseando por una fortaleza en ruinas.
-Mi Patriarca...
-Si, Sangre de dragón. Mi colmillo aguarda en su pedestal esperando ser empuñado.
-¿Os referís a la tatsumasa?
-Así es, hijo de mi sangre. Mi colmillo espera para poder dar a conocer mi legado.
En ese momento, el sentido de la caballería que había en mí volvió a surgir.
-Hijo del Gran Dragón. Prometo encontrar a Tatsumasa, colmillo del Patriarca, en mi vida o en mi muerte, bajo cualquier circunstancia y, en caso de ser necesario, dando mi vida.
-Que así sea, hijo de mi sangre. Que tu vida sea larga y más aún tu muerte. No olvides quién eres Shaikur. No soy el único Dragón con el que estás relacionado.
Lo miré con cara de extrañado analizando su figura. Era un Dragón de distintos colores. Posiblemente una mezcla de todos los elementos. Era increíble. Vi a mi Patriarca.
-¿Qué queréis decir, gran Patriarca? -El Señor de los muertos. Os dio una tarea. Cúmplela y entenderás lo que te quiero decir.
Una vez dichas estas palabras, el charco de sangre se evaporó al instante. Ahora, analicé mi vida y mis objetivos. Recordé cosas pasadas y presentes. Vi que necesitaba un cambio. Vi que necesitaba ayuda. Me vi a mí mismo tal y como era.
"La vida emite luz, y la muerte es su sombra. Cuando la luz se atenúa, la vida y la muerte se abrazan".
*Tatsumasa es el colmillo del Patriarca Sheikán. Shaikur juró buscarla cuando partió de su casa. | |
| | | hummer Dragón
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| Tema: Re: Semi-segunda crónica Vie Jun 25, 2010 12:45 am | |
| Theonil El castillo de Lobo no tardó mucho en caer. No había sido el asalto lo que lo había debilitado, y fue más la necesidad de una buena batalla que la de la codicia la que me llevó a luchar. Misimbéciles y yo atacamos por el flanco, desde los bosques. No éramos muchos, desde luego, pero el ímpetu de nuestra carga yla locura que brillaba en nuestros ojos hizo retroceder al enemigo, apartándolos de las escalas. Después del contacto inicial no tardaron en rodearnos y acabar con nosotros. Fuimos presa fácil, claro que sí,pero eso ya lo sabíamos antes de cargar. O quizás no nos detuvimos a pensar en ello. Necesitábamos acción! Tanto tiempo entrenando, abriéndonos la cabeza, peleando y sufriendo... Supongo que no era esa la forma de la que debían morir, defendiendo unas piedras que rodeaban otras, pero necesitábamos una batalla. Gran parte de mi escuadra había muerto o estaba herida, y los demás estaban huyendo hacia el bosque... Y yo con ellos. Abandoné la batalla, transformado en un zorro. La luna alcanzó su cénit cuando cesaron los gritos en el castillo. Yo estaba a varios quilómetros de distancia, pero el oído animal alcanzaba a escuchar los festejos de los pieles oscuras. Ese día debimos matar... Yo que coño sé, no los cuento. Descubrími forma animal para transformarme de nuevo en un simple humano. Je. Niarmadura había llevado al combate. Me olvido de todo. Tras la euforia y la adrenalina me di cuenta de que tenía 3 flechas clavadas en un brazo, y otra en la rodilla que tenía muy mala pinta. Sonreí. Miré mis manos manchadas de sangre, y caí inconsciente en medio del bosque. ---------------------------------- -Gaius!Despierta Gaius! - Voy madre... -Padre desea veros. - Si madre... --------------------------------- -No toleraré eso,Gaius. Tu deber está claro. Eres demasiado débil, aprenderás el oficio de comerciante y serás un hombre grande como tu hermano Pomponio. -Pero yo quiero luchar, Padre! -¿ES QUE NO TE QUIERES DAR CUENTA?! ESTÁSMALDITO POR JÚPITER!! GAIUS! UN DIOS TE HA MALDECIDO! ¡ Y YO TE OFREZCO LA LIBERTAD DE REBELARTE CONTRA SU SENTENCIA! --- Theonil despertó en medio del bosque. Las heridas habían parado de sangrar, perolas flechas aún seguían ahí. Sin mayor miramiento sus dedos abrazaron uno por uno los proyectiles y los arrancó de su carne mortal. Un río escarlata fluyó durante unos segundos, y al cabo de unos minutos se convirtió en un breve hilo.El guerrero se acercó a una de las bayas que crecían a su alrededor y las estrujó, dejando caer el líquido amargoen las heridas. Aprovechó su jugo para alimentarse, y arrancó sus hojas, para vendárselas alrededor y evitar que perdiera más sangre. Descansó durante unas horas, sumido en un profundo sueño, hasta que un sonido le despertó. 4 pieles oscuras caminaban por el bosque en busca de supervivientes. Y eso era Theonil, un superviviente.Adoptó rápido una forma de lobo y esquivó los movimientos de los elfos, hasta situarse a su espalda.Cerró los ojos, y alzando la cabeza emitió un aullido que caló los huesos de sus enemigos. Despues de eso un silencio.Los elfos ya se habían girado, pero incapaces de reaccionar Theonil se abalanzó sobre el primero. Era un muchacho joven, sin mucha experiencia. La presa se intentaba defender, pero el lobo había conseguido agarrarle bien. Atravesando la armadura acolchada, el felino clavó sus dientes en el hombro del elfo oscuro. El que parecía el lider de la patrulla balanceó su maza y se dispuso a derribar el lobo que apresó a su camarada, pero su objetivo estaba preparado y se apartó de un grácil salto. La maza chocó contra el joven, sentenciando su muerte. El capitán había bajado la guardia, y Theonil aprovechó el momento para buscar un hueco entre su armadura, clavando de nuevo sus colmillos. Un profundo grito de dolor retumbó en el bosque, pero el soldado pudo apartar al lobo de un duro golpe, lanzándolo por los aires y chocando contra un roble. Theonil se recuperó del golpe y en seguida seguía en guardia, esperando a un movimiento de los 3 guardas. Uno de ellos se disponía a sacar una ballesta, cuando una flecha le atravesó la sien. Aprovechando la distracción el laguz se lanzó de nuevo contra el lider, que antes de que pudiera defenderse el lobo había desgarrado su pecho, con heridas mortales.El último guarda estaba a punto de hechar a correr, cubriéndose con el escudo por el lugar de donde provenía la flecha, y esquivando al ser que le había arrebatado la vida a dos de sus compañeros. Theonil emitió un potente gruñido que terminó por espantarle. No era necesario matarle. Sería una advertencia para el resto de patrullas. -Theonil, Theonil... Es una vergüenza que aúntenga que seguir salvándote la vida. ------------------------------------ -Ánimo Kratius! Ánimo! Sois el mejor! La arena del Aventino era una de los muchos estadios que se levantaban en Roma, ciudad siempre sedienta de espectáculos violentos. Gaius se había escapado a ver el espectáculo, mientras se suponía que estaba con el profesor de retórica. Al profesor le daba igual; el cobraba, y Gaius podía ver los combates. -Algún día seré como ellos- Pensó. - La maldición no me impedirá combatir. El combate transcurría, entre sanguirolencia y muerte, aunque en la mayoría de los casos se podía notar que aún seguían vivos, no hacía falta ser muy avispado. Pero sin duda lo que más le gustaba a Gaius era el Pankration, el momento cúlmen. Sin armas, sin escudos, sin armaduras, dos personas cara a cara que pelean usando su cuerpo como todo junto. No tenía tanta mortalidad, pero era mucho más agresivo. Los puñetazos volaron, junto con las patadas y los mordiscos. Una proyección fue la clave del combate, que derribó al contrincante y se rindió, al estar totalmente indefenso frente al enemigo. Gaius salió satisfecho del combate, pero ahora venía lo mejor del día. Salió a la calle colándose entre la muchedumbre y se dirigió a la parte de atrás de la taberna de Caedicius, dispuesto a disfrutar de un buen combate. -Llegas tarde ricachón. -Yono tengo la culpa de que tengas que asar ratas en el burdel de tu madre, Marius. Era él. El chaval de la taberna. Todos los jueves,lloviera o tronase le esperaba en la parte de atrás de la taberna para una reconfortante paliza. ------------------ -No te quiero recordar. -No es nada extraño, Gaius. Al fin y al cabo han pasado 129 años. -Mierda... ¿Tanto? - Si... estoy de acuerdo... Me gustaría que hubiese durado un poco más. Pero me temo que es hora de que cumplas tu parte. - Despues de todo lo que he vivido... Todo... Sigues empeñada en ello. -Lo siento Gaius. Era nuestro trato. - Comprendo... Supongo que no puedo hacer nada para que cambies de opinión, verdad? -No, nada. -Eres una zorra. -Y tu un asesino. - Que te follen. ----------------------- Gaius volvió a casa sangrando por la nariz y con los nudillos sangrando. Entró en casa con una sonrisa en la cara y aprovechó que Padre no se encontraba en casa para reprenderle; se había ido a la Galia para intentar establecer relaciones comerciales con las pieles de los preciados osos bárbaros, que se vendían por un precio casi equivalente a la especia.Esa noche durmió como nunca había dormido. Le había ganado a Marius. ... ... ... Los ruidos se acercaban violentos por las calles del aventino, hacia la zona patricia de la colina. Un tumulto se acercaba hacia la casa. Un mar de antorchas inundó la casa del patricio Casius. Gaius encontró a su madre corriendo por el pasillo a gran velocidad, a tiempo para abrazar a su hijo -Gaius... No vayas con ellos... No vayas... es mentira, no vayas... El niño se quedó estupefacto. Su madre nunca le había hablado y ahora... -Ahí están!- El tumultó siguió avanzando por los pasillos de la casa, en dirección al cuarto de Marius. -No vayas Gaius... No vayas... -¿Que hago madre? -!!QUE SUFRAN IGUAL QUE NUESTROS HIJOS!! -corre Gaius... - ¿QUE HAGO MADRE? - ¿DONDE ESTÁN TUS GUARDIAS AHORA EH, SERVILIA? -GAIUS CORRE! - MADRE! El tiempo se detuvo. Una espada se posó sobre la garganta de su madre. Fue lo último que recuerda de Roma. -------------------------- Los alrededores de Laurentum se encontraban silenciosos. Aguardando el momento en el que ocurriría. Los soldados esperaban , aguardando el momento en el que el enemigo atacaría. la ciudad se encontraba totalmente inundada. habían intentado levantar una barricada con árboles cercanos, pero cada vez que se acercaban eran atacados. El silencio resultaba sobrecogedor. El tintineo de armaduras, el sudor, el miedo se solidificaba en Laurentum. De pronto un agudo aullido surgió de entre los árboles. Ya venían. ---------------------- -Menos mal... Al fin despiertas. A Gaius le dolía todo. Su cuerpo no sangraba, pero notaba que tenía varios huesos rotos, y prácticamente no se podía mover. -Sólo son unos huesos rotos. Pero conozco tus aflicciones. Nunca se recuperarán. -Que eres? La dama suspiró y miró al cielo. Algunos me llaman la mujer del bosque, otros la bruja de los lobos,o incluso la hija de la luna. La verdad es que nunca me he planteado ponerme nombre. ¿Tu tienes nombre, pequeñín? -Gaius. -Y dime , Gaius ¿No me tienes miedo? -Supongo que sí. -Gaius estaba confuso, y sus huesos le dolían... Su madre! Su madre! -Donde está mi madre! - A estas alturas... debería estar muerta. Si, supongo que sí.- La mujer asintió indolente, con cara de perplejidad Gaius lloró. O lo intentó. no conseguía que brotasen lágrimas. -Dime, Gaius, que vas a hacer ahora? -¿Que debería hacer? La mujer se giró, dándole la espalda al niño y balanceó su espada, pasándola por la hoguera. -Sé cual es tu sueño, Gaius. Y se cumplirá. Acompáñame y eliminaré tu maldición. ------------------------------------------- -Retirada!! Retirada a los barcos!!! El capitán de las tropas de Laurentum había perdido toda esperanza. Habían diezmado demasiado a su ejército, y aunque consiguieron retirarse sin problemas los barcos tan sólo podrían dar cabida a una parte de sus tropas. Los refuerzos de Ostia no llegaban. Comenzó a embarcar sus tropas, usando los barcos militares y los pesqueros locales, pero no era suficiente. Eran demasiados... No había tiempo. Ostia no se había tomado en serio su mensaje. No tenían salida. -------------------------------------------- Era el 3º combate en lo que iba de día. Esta vez le tocaba a un tal Unerio, otro bárbaro esclavo que pretendía superar a Theonil el Tracio. Las dos rejas se abrieron, y comenzó la pelea. Los dos rivales comenzaron a tantearse. Se enfrentaba a un tipo fuerte, sin duda, pero no aguantaría un par de puñetazos bien colocados. Theonil no era ningún guerrero asiático ni ningún africano sediento de libertad. Sus puñetazos eran débiles en comparación con los contrincantes, pero era rápido y su aguante no conocía límites. Podía recibir una lluvia de puñetazos y seguir recio. Comezó el combate. Unerio lanzó una patada al a cara de Theonil que iba bien dirigida, y que no fue capaz de esquivar. Levantó la cabeza y sonrió, justo en el momento en el que una patada se clavaba en su estómago. Con un giro rápido atrapó su pierna y lo lanzó al suelo, con poca elegancia, pero con mucha eficacia. Se abalanzó sobre su enemigo, indefenso, y comenzó a golpear con los codos en la cara del adversario, hasta que tuvieron que separarle. Era Theonil el Tracio, el mejor luchador de Pankration del Aventino. Cómole gustaba a Theonil recordar esos tiempos. Pero eso fue hace 130 años,era agua pasada. ---------------------------------------------- -El ritual es sencillo, pequeño Gaius. Coge este cuchillo, mátale y descansa. Theonilse aferró al cuchillo. Se acercó al lobo y hizo que la hoja se deslizase por su cuello. - Nezalaen Shern Valaan, Theonil. ----------------------------------------------- 130 años se convirtieron en una eternidad corta, durante la cual Theonil se convirtió en uno de los mayores luchadores de Pankration de toda Roma, aunque su fama duró poco. Luchó en un par de sitios y luego se dedico a vagar errabundo por los caminos, hasta aparecer en Eo. La hija de la Luna hacía tiempo que habia muerto, pero no su pacto. Fue en ese momento, en aquel campo de batalla cercano cuando comprendió que estaba sucediendo. ------------------------------------------------- Fin 1º parte. ------------------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------------------- -Se supone que te mataron en Laurentium, Luna. La mujer se encogió de hombros y dijo: - Si, es cierto. De hecho no te gustaría saber lo que he tenido que hacer para poder hablar contigo unos minutos. -La mujer sacó de su mano unas bayas azules y se las ofreció -¿Quieres? Theonil estaba triste, silencioso y cabizbajo. Arrastró su mano hasta las bayas. Sabía que no eran venenosas, y sabía que le interesaba vivo, no así. -Luna. Antes tengo una pregunta. -No tengo mucho tiempo Theonil, no estoy para preguntas-Respondió la mujer pelirroja, sin alterarse. -Entonces no tengo nada que decir. - Sigues siendo el mismo. -Zorra. -Yo también os amo, Gaius. -La mujer rió con una floja risilla que se hacía notar entre las ramas del bosque. De repente estiró los brazos y empezó a emitir un potente aullido que volvió a estremecer el bosque por tercera vez. La dama que hace un momento era la expresión de la belleza se empezó a convertir en un tremendo lobo de varios pies de altura. Theonil era consciente de que había perdido toda la cordura, y que ella había abandonado el mundo de los vivos, dejando tras de sí la carne que había usado para volver a la vida. Podía oir las voces de los cuerpos clamando redención. Otros preguntaban donde estaban... Otros lo sabían... Algunos se reían, y otros lloraban... Era una abominación... Y era la segunda vez que luchaba contra ella. Aunque sin duda la recordaba más pequeña. Rápidamente Theonil se deslizó hasta coger el hacha de uno de los elfos oscuros, y sacando con presteza el escudo que cargaba a la espalda esperó el embate de ese horrendo ser. Balanceó su hacha y preparó su escudo. -Te maté una vez bestia! Lo puedo conseguir de nuevo! El engendro se giró con un ágil movimiento, y con un movimiento circular de la cola tambaleó la estabilidad de Theonil, haciendolo caer al suelo. De un salto se acercó al Laguz intentándole arrancar la cabeza de un mordisco. Rápidamente Theonil interpuso el escudo de madera entre el y el extraño ser, que lo destrozó en una dentellada, momento que aprovechó el humano para deslizarse por debajo de la abominación. Cogiendo velocidad por el barro aún presente presentó su hacha hacia la carne del ser, produciéndole un profundo tajo que se tradujo en un agudo chillido y en un baño de un líquido verde que manaba por su herida. La bestia , sin girarse , intentó pisar a Theonil. Y él se dejó pisar. La pata laceraba con punzantes uñas su pecho, y el peso del engendro le hacía experimentar un fuerte dolor. Pero él se sobrepuso al dolor, y con un potente tajo separó la pierna de ese engendro de su cuerpo. De nuevo sufrió otro baño de babas. La bestia estaba tumbada en el suelo de dolor. La herida que Theonil le había provocado en el estómago aún seguía sangrando, pero su objetivo era esta vez la cabeza del animal. Un golpe. Dos golpes. cinco golpes. No recuerda cuanto tiempo estuvo atacando a ese extraño ser... una hora... quizá dos. Tenía que liberar su rabia. La luna le miraba de lleno. Emitió un profundo rugido. Sería el último ruido del bosque en esa noche. ------------------------------------ Estaba atado. Había gente pasando. Con cadenas, parece. La gente le miraba, con cara extrañada. Si, cadenas. Era una ciudad, o por lo menos un pueblo bastante grande. Pelo. Mucho pelo. Sin duda ya había cumplido su parte para los próximos años. No aguantaría mucho esto. Seguía herido. La gente le miraba. -------------------------------------------------------------------------- Señoras y señores... Hasta la (capital de Illium) hemos traido uno de los legendarios lobos de Samarkanda, Grandes como hombres y duros como gólems! Esta enorme bestia sigue invicta tras 152 combates!! Pero hoy caerá derrotada, señoras y señores... En el Coliseo Aureo siempre ofrecemos los mejores combates con espadas, hachas cimitarras, lanzas ,escudos, arcos, tridentes y demás objetos, que parece no afectarle... Pero hoy tendrá que enfrentarse contra algo aún más poderoso que eso! Un auténtico mago ciego de Risengard! Theonil se conocía la historia... Nada de hablar, muestrate con una fiera y podrás comer. Las rejas no rompen. El ventanuco está cerrado con magia... No muestres piedad... No saludes al contrincante... -Disponte a morir, bestia de los avernos! -Por todos los dioses... El mago empezó a cargar su energía entre las manos, mientras Theonil se acercaba corriendo a cuatro patas a gran velocidad. Listo para esquivar el proyectil Theonil se adelantó a los movimientos de su enemigo, pero resultó inútil, ya que el mago de Risengard había convocado un muro de fuego a su alrededor. Un montón de pequeñas lanzas de fuego comenzaron a silvar por encima del hombre lobo, y no pudo esquivar gran parte de ellas. Sin dudarlo el Lobo se adentró en la muralla de fuego, cruzándola de un salto con sus cuartos traseros y se abalanzó sobre el mago, el cual creó una fuerte onda de viento que lo hechó para atrás, pero también extinguió gran parte del fuego. Usando su Claymore, el mago asestó un golpe rudo sobre el lobo, pero cuando el filo se acercaba a él, éste ya había desaparecido. Antes de que tuviera tiempo, un zarpazo laceró al mago en la rodilla, convirtiéndolo en un objetivo torpe. Aún lejos de la muerte, el estudiante de la torre de Risengard convocó a su alrededor otro muro, pero esta vez de piedra, que se hacía casi infranqueable para el lobo. Theonil, al ser incapaz de superar ese obstáculo obtó por cambiar su forma. El mago estaba lejos, pero no podía atacarle, así que se convirtió en un ágil gato, en cuya forma no tuvo ningún problema para solventar el muro. Comenzó su transformación al tiempo que se abalanzaba sobre el enemigo. Una mordedura mortal en la yugular dejó fuera de combate al mago, pero Theonil sufría importantes quemaduras y estaba agotado. Se dejó caer en la arena, agotado. El público le gritaba... Gritaba de donde decían que venía. Samarkanda. Ni siquiera sabe donde está eso. En el fondo hasta hechaba de menos a ese rey enano arrogante e imbécil. Era un burgués estúpido, descerebrado, charlatán y facineroso, aunque en el fondo... era su amigo. Juno siempre le había resultado un ejemplar peculiar al que huir, con un distorsionado sentido del honor que sólo le llevaba a intentar conseguir dinero. Y Keryalos... una criatura extraña, aunque sus oscuros secretos no resultaban muy provechosos... Eran una panda de burgueses descerebrados, cierto. Pero... eran mis burgueses... Tengo que protegerlos y sacarlos de su error... Todo está ahí para conseguirlo, pero ellos siguen queriendo cosas que no quieren. SAMARKANDA! SAMARKANDA!SAMARKANDA! SAMARKANDA! -Arriba, Samarkanda. Alguien quiere hablar contigo. | |
| | | RoflGalen Dragón
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| Tema: Re: Semi-segunda crónica Vie Jun 25, 2010 7:27 pm | |
| Eh fer nosotros sabemos toda esa mierda del paladín y lo de Micaiah o simplemente es para que nos situemos?
PD: LOL CON LO DE DUIUS XDDDDDDDD | |
| | | RoflGalen Dragón
Cantidad de envíos : 956 Reputación! Nuevo : 202 Fecha de inscripción : 10/02/2009 Edad : 113 Localización : Satélite Xabarín
| Tema: Re: Semi-segunda crónica Sáb Jul 03, 2010 2:08 am | |
| “El ruido, el fuego, los pasos... y la sangre. Por las paredes, en las armas, en mi propia cara. Escupo un lapo que se mezcla con el mencionado líquido rojo al suelo, mientras miro como los orejudos y oscuros perros causan el caos total. - Debemos retirarnos, nos superan en número, Señor ... - Ya lo sé joder, sólo déjame matar un par más. - No Lobo, ¡debemos retirarnos ya...! A la mierda el orden, la mierda las leyes, a la mierda Wolfstone Valley. El final de un capítulo.”
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“ Los pocos patanes que se quedaron fueron atrapados, asesinados, o simplemente usados como más mano de obra. Y yo qué se que más harán a partir de ahora. Ya no importaba. No en la situación actual en la que me encontraba: los pocos que huimos no nos organizamos y cada uno siguió su camino. Una triste y patética realidad que no dejará de sorprenderme. Sólo en compañía de Haffle, un buen perro, si acaso un poco independiente. Me preguntaba qué habría pasado con el resto, incluso con el jodido bastardo que estaba hecho el Theonil; cualquiera diría que era romano...
Y yo allí, sentado en una roca, en medio de un espeso bosque totalmente nevado, al lado de un campamento improvisado como pude. Sobre una hoguera, un conejo de mierda que, como diría mi difunta madre, “non é comida pra un home!”.
Aún menos para un hombre y un perro.
El viento soplaba lentas brisas que acicalaban los pelos de mi [asombrosa] barba, brisas que silbaban a través de los árboles, que hacían que frágiles hojas cayeran de cuando en vez. Brisas que renovaban el alma. Vientos de cambio.
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Pasaban días, semanas. Poco podía orientarme. Aún así, sobrevivía. Y sabía que no había sido él sólo. Que me habían ayudado. En mi mano se hallaba la respuesta a la incógnita del “quién o qué”. Alcé mi hacha, el hacha de la Voluntad. El Amo de las Armas me había permitido a través de su creación, vivir para contarlo en numerosas ocasiones y... ni se lo había agradecido. “Todavía honro tu nombre, y más lo honraré cada día a partir de este momento”. Yojimbo.
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Las hojas y algunas flores restantes de los cerezos de Wolfstone (los cerezos “Astrales”) brillaban literalmente en la noche. Era ... magia. Puede que hasta en el puro sentido de la palabra. Ese resplandor que emiten, tan parecido al de la luna llena, simplemente iluminaba y llenaba de color la oscuridad. Un calor acogedor (pese a que aquel lugar era como en Noruega, frío de cojones).
Me dediqué a seguir un desgastado camino entre estos árboles. Me había fijado antes, pero entonces me decidí. Aquel sendero me condujo a un monasterio. Lo conocía, pero nunca lo había visto. La estatua de un lobo mirando hacia la luna llena. Ojos azules y con el mismo brillo que los pétalos de las flores Astrales. Ese sitio metía miedo, joder. Pero ya me daba igual el miedo, al menos en ese punto. Me adentré junto a mi sabueso en el monasterio [en ruinas]. Bajé unas escaleras que bajaban detrás de la estatua, situada en la entrada. Poco tejado quedaba de aquella construcción y los rayos de la luna invadían por completo el lugar. Y los aullidos. Al final del pasillo central de las ruinas, un altar [ensangrentado] [[solo faltaba]]. Los aullidos más fuertes. No sabia si era cosa de mi cabeza o eran reales. Toqué el altar, no había demasiado que perder.
Y entonces, flipé como nunca.
Los aullidos se volvieron uno, el sonido de algo tan extravagante que podría llegar a ser divino (sin mariconadas). Se encendieron en todo el pasillo runas, que dibujaban formas familiares ... figuras de Yojimbo, y su perro.
Giré la cabeza hacia la entrada, oí un ruido. El lobo de piedra estaba abajo, al fondo del pasillo por donde entré.
Y sus putos ojos me miraban con un brillo rojo.
- ¡Deja de mirarme así, joder!
La estatua permanecía inmóvil. Mi primera reacción fue abalanzarme sobre ella. Después me di cuenta de que era de piedra. Y esa fue la segunda reacción.
Y sus putos ojos seguían mirándome.
“Has caído. Volverás a levantarte. Has perdido una vida, ganas otra. Recuerda que fuiste líder de una manada. Sé el rey de una nueva.”
- ¡JO-DER!
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Pasaron días tras aquella noche. Recuerdo que dormí allí mismo tras las palabras del aullido del Lobo de los cojones, y que me había despertado a unas millas de una villa que veía a distancia. Lo más probable es que hubiera bebido varias petacas que todavía conservaba. Pero el lobo de la embriaguez tenía razón, me habían dado un nuevo comienzo. El Lobo Bastardo volvía.
Partí hacia la villa ese mismo día y llegué sin percances. Me gustó y me quedé. Un acogedor hogar. Procuré no acostumbrarme demasiado para no tener “morriña” de darse el caso de tener que partir. Pero siempre con el proyecto en mente. El Reino. El Rey. El Lobo.
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- ¿Este barco se dirige a Illium? - De hecho si. - Este es mi barco.
Pensar que todo pasó tan rápido. Hacia Illium me dirigía, viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela ...
Una nueva oportunidad de volver a ser yo, Y de encontrarme con viejos compañeros. No había olvidado los sucesos de hacía casi 4 años. Ya lo tenía todo listo. Un nuevo Lobo aúlla.
El humo de pipa cubría el ambiente mientras el barco se alejaba de la costa. Illium y su capital eran un nuevo comienzo.
Y se había olvidado la ropa interior en Wolfstone.”
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| | | Moskis Gnomo
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| Tema: Re: Semi-segunda crónica Sáb Jul 03, 2010 4:10 pm | |
| - Mi historia es algo más corta y un poco menos elaborada que la vuestra
Gustav Björn 2ª historia.
-Gustav necesitaba despejarse, conocer más mundo pues estaba algo cerrado en sus cosas y viajar durante un tiempo. Decidió visitar unos cuantos continentes;conoció lugares extraños, personas de todo tipo, criaturas... Llegó un momento en el que se cansó de andar de aquí para allá y decidió asentarse en un pequeño poblado de gente trabajadora y humilde. Se hizo leñador y conoció a muchas ´señoritas¨ pero ninguna era su media naranja. Más tarde se dio cuenta de que su nueva vida era un coñazo y decidió recobrar su anterior vida. Ahora más que nunca le apetecía aplastar cabezas pues nunca perdería el enano que tenía dentro. Tenía ansias de comenzar otra vez, de vivir aventuras. Y con estos deseos Mr.Björn se fue a Illium. Llegó y se instaló como pudo en aquella ciudad El pobre vivía en una posada
Colgó carteles y más carteles en todos los sitios que pudo porque necesitaba rellenar el vacío que sus compañeros le habían hecho, los echaba de menos. Los carteles decían que buscaba un grupo de mercenarios algo experimentados con ganas de aventuras, en el cartel especificaba que él era un petador. No tuvo éxito. Buscó y buscó y pronto se llevaría una `bonita´sorpresa.
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| | | New Starkiller Dragón
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| Tema: Re: Semi-segunda crónica Jue Jul 08, 2010 9:38 pm | |
| y por fin, Juno y Firegate: “-¡Alto!-está todo oscuro y no veo nada.- ¡Da la cara y pelea como la nenaza que eres! ¡No creas que con las antorchas apagadas estamos acabados! - Siento un aura maligna detrás, pero únicamente me acompañan Ghatsu, Daturm, y un pícaro… ¡Espera, ya no noto al pícaro! Entonces solo quedamos… - Y grito como nunca antes había gritado.
-¡Mi señora Juno, levantaos, aprisa! -¿Qué pasa ahora, Ghatsu? -La guerra ha acabado. – Pero cuando Ghatsu entró a despertarme en mis aposentos no parecía eufórico, como se suele estar al acabar una guerra. -¿Y por qué no vas a festejarlo con unas cervezas y tus compañeros? -Porque, veréis, se acabó porque perdimos. - ¡Ay, Ghatsu y sus inoportunas ironías! Cogí mis cosas y nos dispusimos a abandonar el ya inundado de enemigos castillo. -Mi señora, la salida está en dirección contraria… -Ya – atajé – pero la cámara del tesoro no. ------------------------- -Sin duda es suya. – La flecha que encontramos clavada en unos exploradores que envié para investigar era sin duda de Mawloc. Le llevábamos siguiendo unos meses la pista, pero habíamos recortado distancias y ya sólo nos separaban un par de kilómetros. La comitiva que escapó del devastado castillo, conmigo a la cabeza, estaba compuesta por unos doce hombres. Bueno, diez. Los exploradores que encontramos habían sido emboscados por los hombres del enemigo, pero lo peor era que ahora sabían que los seguíamos. Tras salir del castillo asediado por esos maricas elfos de piel oscura, Ghatsu y yo nos refugiamos en una de las aldeas fronterizas entre Wofstone y el reino contiguo. En la posada del pueblo encontré a tres hombres más, entre los que estaban una de las esclavas elfas encargadas del cuidado de Daturm y éste mismo. Me llamaba la atención este chaval, por eso me decidí a comprarlo en las ruinas. Joven y tímido, pero noté en su aura un gran potencial. Me alegré de haberlo encontrado. Estaba también el pícaro que los vigilaba en el momento del asalto, y gracias a su rápida actuación consiguieron salir a tiempo por una de las ventanas del cuartel. Acto seguido huimos del pueblo, pues era evidente que tras tomar el castillo los elfos oscuros irían en busca de supervivientes por los aledaños de la fortaleza. Así que, disfrazados de peregrinos con otros miembros de la orden que huían de la batalla, “alquilamos” un barco y marchamos hacia el 1º continente, hogar de Mawloc y de su compañía. Exacto, no teníamos nada mejor que hacer que recuperar mi cobra y liberar, según sabía uno de mis hombres, a toda la gentuza que esa escoria tenía bajo su mando. Una pequeña ciudad, pero con oro y espacio suficiente para quedarnos toda la vida. Era el sitio perfecto para empezar de cero. El viaje fue largo, así que nada más arribar al puerto del 1º continente nos dirigimos a una posada, en la cual nos enteramos de que el soberano de la cuidad que buscábamos se encontraba de viaje diplomático por el continente. Y después de aprovisionarnos bien partimos hacia la que sería la próxima villa que visitaría “su majestad Mawloc”.
--------------------- -No creo que sea buena idea, Juno – el pobre Daturm estaba acojonado. La idea de colarse él y yo en la habitación de Mawloc cinco minutos antes de que llegara su desfile le pareció un suicidio, pero es de mente débil, ya me entendéis. -Ya, pero no se enterará de nada. Además, seguro que guardó la cobra por aquí…- Me sobresalto, y Daturm también. Notamos las auras de una gran muchedumbre que entraba en el pazo.-Vaya por Dios. Señorito Daturm, ¿me concedéis este descenso?- y nos deslizamos por la cuerda que más tarde desenganchamos de la ventana por la que entramos. Ya le pillaríamos más tarde. ---------------------------------
Esta vez vamos por el bosque. Apostados en las ramas gruesas de los árboles, aguardábamos el paso de Mawloc y su aristocracia por el sendero más peligroso que tendrían que atravesar si querían llegar con tiempo a su próximo destino. Pero la sorpresa nos la llevaríamos nosotros al ver llegar a Mawloc a la cabeza de un buen grupo de soldados y guardas personales. -¡La madre que te parió Daturm, cuando te envié anoche a comprobar su séquito me dijiste que eran solo los burócratas y diez guardias! No mencionaste al resto de los soldados.-Le susurré a mi joven discípulo. -Ya… Es que… ¡Mierda, no sé, os juro que no había nadie más! -Anda, no pasa nada, pero tendremos que retirarnos… Ghatsu, que los hombres esperen y no bajen de los árboles hasta que ellos no abandonen el camino.- Esto me olía muy mal, los refuerzos habrían tardado en llegar varias horas, es decir, tendrían que haberlos avisado al menos al finalizar el crepúsculo, y así los hubiéramos visto. Bueno, ya los pillaríamos. -----------------------------
-El caso es, señora, que es su última parada antes de regresar a sus dominios, y si llegaran allí y firmaran el tratado, la alianza firmada nos impediría alcanzarlo con las fuerzas que tenemos.- El explorador hablaba cansado, pero me daba igual: si en dos días no acabábamos con Mawloc, él y su nuevo amiguito rey llegarían a un acuerdo de mutua protección, que desembocaría en el préstamo de doscientos soldados del recién conocido (y recién corrompido) rey a Mawloc, impidiendo acercarse a cualquiera a menos de cien metros del palacio de Mawloc sin ser ensartado por el arma que más rabia te dé. Así que la cosa se decidiría aquí y ahora. O mejor, mañana y antes de entrar en la ciudad… Me informan de que dos de los exploradores han muerto, iré para allá. ----------------------------------------
-¡¡¡Ahora!!!- Hoy sí que es cuando, Galicia el camino es dónde. Los pícaros que iban ofuscados al lado de los guardias entraron en acción y en pocos segundos dejé de percibir muchas auras. Me abalancé sobre el carro donde iba Mawloc, pero no había nadie. -Mierda. ¡Ghatsu, conmigo! Vamos a por ese hijo de puta.- Salí del carro y choqué con el mismísimo Mawloc. El muy gilipollas iba ofuscado y pretendía subir al carro para huir. Sería su perdición. Desenvainó su espada y los tres tíos que tenía detrás intentaron hacer lo mismo, pero nosotros reaccionamos pronto y liquidamos a dos con nuestras dagas arrojadizas, pero eso les dio tiempo a Mawloc y su otro guardaespaldas a abalanzarse sobre nosotros. Enseguida Ghatsu se deshizo de su contrincante en una rápida y certera estocada a su corazón, perforando su armadura y acabando con su vida. Un aura menos. Pero quedaba la más importante: la que tenía delante y me lanzaba una cuchillada, que esquivé por poco. -Venga, Juno, por los viejos tiempos, yo mato a tu sire y tú me dejas libre… Espera, ¡¡el beneficiado soy yo, JAJAJAJA!!- Estúpido, esa mentira no se la tragaba ni su puta madre en pelotas. -Lo siento, soy menos de hablar y más de meter.- Ay, pobre pervertido, si hubiera tenido la suerte de no pillar ese comentario no me habría dejado expuesta su garganta ante tan inminente risotada. Así que incrustarle el as que tenía en la manga (literalmente, lol) fue sencillo.¡¡¡¡ Joder, demasiado sencillo!!!! -Ghatsu, elimina a toda esta chusma de burócratas que le acompañaban y hazme un recuento de bajas aliadas. (Diez minutos después…) -Sí señora: veamos, de momento son dos hombres, la elfa encargada de Daturm y el mismo Daturm ha desaparecido. -Vaya… Que cinco hombres recorran el bosque, y si en dos horas no aparece nos piramos. Los centinelas de la ciudad están a menos de una hora de aquí y no queremos que nos vean. -Como queráis… -------------------------- Entrábamos en la ciudad de Mawloc con éste a la cabeza clavado a un poste y entre vítores y aplausos. La sola idea de la montaña de oro que me esperaba me excitaba. Mis hombres descansaban y yo estaba bañándome vestida en la cámara del oro, cuando me comunicaron que habían encontrado a Daturm en las puertas de la ciudad intentando entrar. Me reuní con él y los demás hombres para preparar nuestra última misión en una temporada: después de asesinar a Mawloc, su nuevo aliado se enteró poco después de su muerte y al parecer había mandado una patrulla para decapitar a nuestro bando con mi muerte, usando un pasadizo que comenzaba en unas ruinas a medio camino de nuestra ciudad. Así que nos adelantaríamos, entraríamos tras ellos y borraríamos todo rastro de vida en el túnel y lo sellaríamos después. No quería que nadie más se enterara o crearía recelos y bandos dentro del reino. -Ghatsu, esta será una misión sencilla, así que solamente os quiero armados y listos para partir ahora a ti, a Daturm, a Vermont, a Shalish y a Nosbard. Pero que ninguno más lo sepa. Si te preguntan fuimos de caza. -¿A Daturm también, señora? -Ya te he dicho que sí. -… Es que no confío en él, no sé, me da mal rollo. Es todavía un crío, no creo que esté preparado para una misión así, y es demasiado joven. Y se comporta de modo muy diferente al de antes de perderlo. -Ya tiene 20 años, y yo misma lo adiestré. Así que irá. -Como gustéis…
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Joder, esto no lo esperaba. Al entrar en el túnel, cuatro personas nos asaltaron por detrás, y Nosbard y Shalish tuvieron que quedarse atrás. Los que ya habían entrado antes probablemente hubieran oído algo, así que corrimos, no quería que supieran que no estábamos en la ciudad. Pero desembocamos en una amplia sala, iluminada por cuatro antorchas dispuestas simétricamente por las paredes de la misma. -Ghatsu, Daturm, Vermont… Atentos, esto no aparecía en los planos del túnel. De repente se apagaron las antorchas ante una fuerte ráfaga de viento, y se quedó todo a oscuras. Notaba de momento a todos. -Dad la cara como las nenas que sois… Esto me empezaba a sonar. Oí pasos a mi espalda, pero no sabía de quién. -La oscuridad lo único que hará será hacernos más fuertes… Mierda, o me confundía o eso era el mayor deja vu de la historia. Algo manchó el aire con el fétido olor de la sangre, y un ruido sordo me indicó que alguien fue derribado, y el aura de Vermont se desvaneció en el olvido. Me giré, pero en ese mismo instante una daga me perforó el pecho. Y grité. -Hijo de la gran puta…- la tos y la sangre en mi boca no me dejaron acabar. Y ante mí se encontraban el cuerpo inerte de Vermont y una figura sosteniendo y amordazando a Ghatsu. Pero lo que más me flipó fue Daturm, mi atacante. Tenía en su cara el matiz típico de los psicópatas, una risa rebosante de maldad y felicidad al mismo tiempo. -Suelta el cuchillo, puto cabrón. -Aahhh… ¡Duele, verdad! -¿Y qué tal si me sueltas y te vas a tomar por culo? Te has vuelto loco. -No estoy loco. Todo esto es cosa mía.-Imposible. Me negaba a creer que un niñato, y menos el niñato al que yo rescaté y crié, hubiera tramado mi perdición desde el principio. -Bueno, pues por lo menos suelta a Ghatsu, lo que tienes es contra mí. -Tú no sabes nada de lo que tengo contra ti. El día que me “rescataste”, no hiciste nada más que torturarme, apenas dormía, luchaba para ti, y esa dieta de “guerrero” que impusiste casi me mata. Por no hablar de esa escoria elfa que me asignaste como niñera. Suerte que no le dio tiempo a gritar mientras la degollaba.-Iba entendiendo cosas. Até un par de cabos y listo. -Estás loco, aún preferías ser esclavo y todo. Pero dejémonos de mariconadas. ¿Cuánto tiempo llevas trabajando para Mawloc? -El suficiente para traerte hasta aquí. Lo único bueno de que me compraras fue el encuentro con mi tío: sí, Juno, Mawloc es mi tío. Y todo esto fue por la recompensa que me ofreció después: un hogar y ser su heredero en el trono. -Pues menudo tío, eso significa que no te tuvo mucho aprecio. -¡Cállate! No tienes ni idea. ¡Me lo debía! ¡Yo fui el que escondió la cobra en sus aposentos el día que nos colamos, el que te mintió y dijo que solo había un par de soldados en su escolta, el que le concertó el encuentro con ese rey para firmar el pacto, el que le dijo que lo seguíamos, el que creó un mapa falso del túnel, el que avisó a su amigo tras la batalla! ¿A dónde creías que había ido? -Eres un traidor, y te has sentenciado. ¡¡¡¡¡Pero suelta a Ghatsu!!!!!!! -Ah, Ghatsu…-En ese instante hizo una señal a su esbirro, y para sorpresa de todos éste sacó la cobra y le hizo a Ghatsu un tajo en el brazo.-Bien, parece que no molestará más. Me he tomado la libertad de perfeccionar el veneno. Aun que no siempre funciona. En un acto desesperado le lancé la última carta que tenía escondida, pero la paró sin problemas, aunque creé la confusión suficiente para que Ghatsu se zafara, y a mi señal huyó por el túnel hasta nuestra ciudad. Así que Daturm me agarró mientras sujetaba un garrote en la mano libre. -Buenas noches y hasta nunca, Juno.-Y me golpeó. ------------- Me desperté en medio de un camino a través de la foresta, pero esa vegetación me era desconocida. Me vendé el cráneo y seguí el camino hasta un burdel que había en la cuneta, intentando atraer un poco más de clientela (el burdel, coño). -Vaya, tenemos a una trabajadora más-la mama parecía desconcertada al verme entrar. Era muy gorda, debía de tener 60 años y tanto ella como el edificio rebosaban mierda.-Creo que te confundes de lupanar. -Ya veo… Oye, pequeña marsopa, ¿donde carajo estamos? -En la capital. -Ya, ¿la capital de donde? -De Illium, por supuesto.-Ala, si que les caía mal, hostia. ¡No podían mandarme a cualquier cuneta cerca de casa, no, tenían que cambiarme de continente! Abandoné el local y seguí la carretera hasta la cuidad. Necesitaba más información de donde estaba, pasta y transporte hasta el 1º continente, y me acordé de un pavo que por lo menos información me podía dar, un tal Fantasma, así que le pregunté a un tabernero de poca monta y me concertó con el Fantasma una cita esa misma noche…”
------------------- -Oye, Juno, ¿Qué escribes?-Pobre de mí. Para una neurona que le quedaba al bastardo de Theonil, la guerra que daba… -Un diario -¿Y que ganas con hacer eso? -Con suerte un par de monedas…
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